REUNIÓN DE ACCIONISTAS
Ramón Sánchez-Infante, Tres Cantos.

Alfonso, lo has clavado.
Te damos un diez en traducción y hermenéutica. O en física y química, o lo que sea, porque has sabido condensar una espesa nube de vapor emocional en un hilo de agua clara, en un texto rico y brillante, proteínico, salado y dulce, un texto que invita a sucesivas lecturas porque en cada una se barruntan nuevos sabores.
Tuve la suerte de coincidir contigo en aquel primer tren cargado de murria que, pasando por Comillas, nos ha traído donde ahora estamos. Lo que me hace pensar que no todo son espejismos. Hay también certidumbres que se confirman con los años: los afectos echan raíces donde pueden y quieren. Y se ve que el humus comillés, debidamente abonado por el genius loci, era buen terreno para la inversión emocional. Tal vez por eso, y aunque aparentara lo más opuesto, la reunión del 17, en el paraninfo, tenía algo de junta anual de accionistas que vuelven a los campos donde han invertido muchos años, o pocos, pero muy valiosos, de sus vidas. El balance final es cosa de cada uno. Pero, vamos, a las pruebas me remito: la reunión fue un puro cántico.
Gracias, Alfonso, por estar allí y hacer de traductor.

 

26 de septiembre de 2011